martes, 15 de noviembre de 2011

Descubre Tus Los hábitos que te ayudan a adelgazar

1.-Comer las cosas adecuadas
2.-Comer lo que te conviene
3.-Andar
4.-Jugar al tenis
5.-Comer lo que te conviene

Marianne Williamson: La dieta del alma

Queridos amigos,

Bienvenido a nuestro sitio especial para los lectores de UN CURSO DE PÉRDIDA DE PESO: 21 lecciones espirituales para la entrega de su peso para siempre.

Este es un apoyo para que a medida que avanza a través del material en el libro. Uno de los principios fundamentales de un curso en la pérdida de peso es que la compulsión aislamiento razas, cuando se unió con otras razas de la curación emocional. El uso de este sitio como una forma de enriquecer su viaje a través del curso, la construcción de la comunidad a través del debate y apoyo mutuo.

Muchas personas han comenzado a grupos que funcionan como clubes de lectura, reuniendo cada semana o dos para ir a través de las lecciones en el curso juntos. Si usted está haciendo esto - y hay más de diez personas de su grupo que han completado al menos cinco de las lecciones - entonces voy a programar una tele-clase personal de media hora con tu grupo! Verás que hay pestañas específicas aquí para ayudarle en la discusión de lecciones particulares, encontrar a otros a trabajar con quienes viven en su área, y la programación de las llamadas antes mencionadas conmigo.

Me siento honrado de que usted está tomando este curso en la pérdida de peso consciente. No sólo estamos tratando de liberar el exceso de peso aquí, estamos aquí para lanzar lo que podría ser de años de sufrimiento acumulado. Y que hará toda la diferencia. Me uno a usted en absoluta convicción de que un camino lleno de luz que te espera, que bendice no sólo su cuerpo sino su espíritu.

Hay muchas otras maneras en que puede apoyar también: Tenga en cuenta que estoy haciendo dos retiros de tres días en un curso en la pérdida de peso, una en San Diego en febrero y otra en el estado de Nueva York en abril. Voy a empezar un curso en un programa de entrenamiento para perder peso en la primavera, así que asegúrese de que usted firme para arriba en mi lista de correo electrónico para asegurarse de que usted es mantenerse al tanto de toda esa información. Mis meditaciones para el CD la pérdida de peso que ya está disponible. Y mi programa de radio en un curso en la pérdida de peso está en Hay House Radio todos los martes al mediodía, hora del Pacífico!

Así que espero que valerte de las muchas oportunidades aquí para convertir su dolor en paz. La cuestión de peso podría haber traído el dolor en el pasado, pero como se dice en la Biblia y también en Un Curso de Milagros, "Dios mismo enjugará todas las lágrimas." Yo creo que. Y comienza ahora mismo.

Con amor,
Marianne

sábado, 12 de noviembre de 2011

La Cebolla: Sana

Cruda, cocida, frita, asada o encurtida la cebolla es ingrediente o condimento imprescindible de múltiples platos. No se conciben pistos, esqueixadas, salpicones o cualquier sencillo sofrito sin ella, por no hablar de aquellos guisos donde es protagonista, como el hígado o los calamares encebollados, pasando por caldos, ensaladas o las populares banderillas. Las hay grandes y pequeñas, más dulces o más picantes, frescas y secas… Es el tercer vegetal más consumido en España, tras el tomate y la lechuga, con una media de 7,4 kilos per cápita. Claro que no todas las cebollas que se compran se utilizan con fines culinarios. Con ellas se elaboran jarabes para la tos, cataplasmas para las jaquecas y los dolores reumáticos, ungüentos para las quemaduras y un sinfín de remedios naturales contra todo tipo de dolencias y malestares. Muchos de ellos funcionan aunque no tengan el aval científico que lo justifique. Pero como en los últimos años se han llevado a cabo multitud de estudios sobre los componentes y efectos de la cebolla, empieza a haber evidencias de sus propiedades curativas.

Desde hace siglos se ha otorgado a estos bulbos poderes bactericidas, diuréticos y antiinflamatorios y se han utilizado para desinfectar heridas, curar catarros y tonificar el organismo. Hoy se conoce que la cebolla es uno de los alimentos más ricos en polifenoles, sobre todo en quercetina, “y hay evidencias de que una dieta rica en antioxidantes tiene correlación con menos enfermedades cardiovasculares, con la prevención de algunos tipos de cáncer y de enfermedades neurodegenerativas, y de que los polifenoles aumentan las defensas y actúan como antiinflamatorios”, lo que justificaría muchos de sus usos caseros, explica Rosa M. Lamuela, directora del grupo de investigación sobre antioxidantes naturales de la Universitat de Barcelona (UB).

Luis Fernando Rubio, gerente de Procecam, la Asociación de Productores de Cebolla de Castilla-La Mancha, apunta que la cebolla tiene muchas propiedades porque es una hortaliza rica en vitaminas A y C –beneficiosas para prevenir enfermedades respiratorias–, pero también contiene vitaminas B, G y E, lo que la convierte en un tónico y estimulante del sistema nervioso que puede eliminar tanto estados de fatiga como de excitación, y tiene propiedades antianémicas gracias a su contenido en hierro, fósforo y otros minerales que ayudan a reponer la pérdida de sangre y los glóbulos rojos. Se le atribuyen además efectos contra la tuberculosis, la diabetes, las descalcificaciones óseas, la senilidad glandular, el insomnio, la bronquitis y el cáncer. Hay investigaciones que explican estas utilidades y beneficios, aunque muchas de ellas todavía son objeto de discusión. Así, por ejemplo, un equipo de médicos de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) asegura haber comprobado que la cebolla hervida, frita o cruda aumenta la capacidad de disolver cualquier coágulo interno, por lo que el consumo habitual de esta hortaliza podría prevenir la trombosis coronaria. Por su parte, investigadores de Biología del Hueso de la Universidad de Berna (Suiza) aseguran que podría evitar y tratar la osteoporosis después de probar en ratones que el consumo de cebolla aumenta la densidad de los huesos con un beneficio superior al de la calcitonina, que es el medicamento que más se emplea para tratar la osteoporosis que suele producirse como consecuencia de la menopausia.

Otro estudio reciente, en este caso de la universidad australiana de South Queens, concluye que la cebolla ayuda a combatir la obesidad, la diabetes y la presión arterial gracias a su contenido en rutina, un componente no nutritivo que también está presente en las manzanas, el té y el vino tinto, entre otros productos. Según los experimentos con roedores de los investigadores australianos, la ingesta de rutina durante ocho semanas permite mejorar la estructura y función del corazón y del hígado, y se traduce en una mejora de la calidad de vida y la longevidad de las ratas. En la Universidad Autónoma de Madrid y en la de Crandfiel (Reino Unido) han comprobado que incluso la piel de cebolla, de la que sólo en la Unión Europea se acumulan más de 500.000 toneladas al año, puede tener efectos saludables porque es rica en fibra insoluble y compuestos felónicos, como la quercetina y otros flavonoides, que estimulan el crecimiento y la actividad de las bacterias del colon.

Es este último aspecto, el de su contenido en flavonoides y sus efectos antioxidantes, el más avalado por los científicos y ya hay iniciativas en marcha para tratar de aprovechar la cebolla como anti-oxidante industrial. Un equipo científico integrado por especialistas en nutrición y bromatología de la UB y expertos en ingeniería agroalimentaria y biotecnología de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) han comprobado que los compuestos fenólicos de la cebolla impiden el desarrollo de microorganismos típicamente asociados al deterioro de alimentos, como Bacillus cereus, Staphylococcus aureus, Micrococcus luteus o Listeria monocytogenes, lo que la convierte en una alternativa natural a los aditivos artificiales que utiliza la industria alimentaria para conservar sus productos. Y hay investigaciones en curso para ver si añadir cebolla a los piensos que comen los animales mejora la conservación de la carne resultante, así como la viabilidad de que los envases incorporen y liberen poco a poco algunos de estos compuestos de la cebolla para que los alimentos se conserven más tiempo. El principal obstáculo, por ahora, estriba en el picor y olor característicos de la cebolla, que dificultan su uso sin huella.

Rosa Pérez de Gregorio, que ha estudiado a fondo el efecto de diversos tratamientos tecnológicos y culinarios sobre los niveles de polifenoles de la cebolla con motivo de su tesis doctoral, asegura que las cebollas con más antioxidantes son las variedades rojas o moradas. “Tienen casi el doble de contenido de polifenoles que las blancas y amarillas porque contienen, además de quercetina, antocianinas que aportan la coloración” morada, como en el vino tinto, explica Pérez. Lo que menos afecta, según sus investigaciones, es la forma de tomarla: “No hay prácticamente diferencia en los niveles de antioxidantes entre la cebolla frita y la cruda porque son compuestos muy solubles en agua pero no en aceite, y la temperatura tampoco los destruye; si hablamos de cebolla cocida, sí que pasan al agua de cocción, pero si bebes el caldo cubres las mismas dosis de la cebolla cruda; el horneado sí que degrada algo estos compuestos y hay una pérdida del 20% con horno tradicional y del 30% con microondas, pero como la concentración es muy alta, no es un problema”. Sus estudios indican que tampoco la cebolla que se vende ya cortada o liofilizada ha perdido sus nutrientes y antioxidantes.

La dietista Martina Miserachs, de la Asociación Española de Dietistas Nutricionistas (AEDN), coincide en que, como casi no hay diferencia en el contenido de flavonoides si se toma cruda o cocinada, cualquier plato elaborado con cebolla es una buena fuente de estos compuestos y de sus efectos protectores contra el cáncer o las enfermedades cardiovasculares. De hecho, los expertos aseguran que una cebolla proporciona más quercetina que todo un kilo de manzanas (un fruto también rico en antioxidantes) porque en la primera está más biodisponible y es más fácil de absorber por el organismo, sobre todo si está cocinada. “La cebolla contiene azúcares y, al cocinarla, va perdiendo esas moléculas de azúcar y formando otros compuestos más fáciles de atacar por los jugos gástricos y de asimilar por el cuerpo”, justifica Rosa Pérez Gregorio. Y advierte que lo que sí se pierde al cocinarla es la vitamina C, al tiempo que se desnaturaliza alguna proteína.

Dos años y tres productos
El ciclo del cultivo de la cebolla, desde que se planta la semilla hasta que vuelven a obtenerse semillas, dura dos años. Durante el primero se desarrolla el bulbo, y durante el segundo, ese bulbo origina otra planta que da flor y semillas. Bernat Martí, de la Fundació Alícia, explica que según el momento del ciclo en que se recolecte la cebolla se puede disfrutar de tres productos diferentes: la cebolla tierna, la cebolla seca y la cebolleta.
Cebolla tierna Es la más dulce, la que compramos en ramilletes; un bulbo blanco del tamaño de un huevo con tallos verdes. Tradicionalmente se comía en primavera y principios de verano –una vez las semillas plantadas en otoño habían crecido hasta formar un pequeño bulbo–, pero ahora, con las variedades híbridas, se puede encontrar en el mercado casi todo el año.
Cebolla seca Es el bulbo cobrizo, amarillo o morado que utilizamos en los guisos, ensaladas, etcétera. Es la cebolla tierna que se deja crecer hasta que la parte aérea, el tallo y las hojas se han secado, lo que ocurre aproximadamente al año de haberse plantado.
Cebolleta Si no se retira el bulbo de la cebolla seca, durante el segundo año del ciclo la planta vuelve a brotar (otoño) y desarrolla tallos y hojas para poder florecer en primavera y granar nuevas semillas. Esos tallos y hojas, si se recolectan en enero o febrero (según la variedad) son las cebolletas, que suelen ser más picantes que las cebollas de igual variedad