domingo, 20 de mayo de 2012

Serenidad y tranquilidad

 El sueño de niñez de Eva Campos era escribir cuentos y ayudar a la gente, aunque la vida la llevó por otro camino y acabó trabajando para una empresa multinacional en Extremo Oriente. Pero el proceso personal por el que pasó al perder 60 kilogramos y dejar atrás su obesidad mórbida la condujo, años después, hasta aquel sueño de infancia: escribió el libro '¡Soy más lista que el hambre!' (Plataforma Editorial), en el que cuenta cómo usó el 'coaching' para adelgazar, y ahora se dedica a impartir seminarios y talleres para ayudar a otras personas a perder peso.
Eva Campos.
Eva Campos.
Esta psicóloga y 'coach' está convencida de que para adelgazar "cada persona tiene que tomar las riendas de su vida" y advierte de que su libro "es duro" porque en él "estoy diciendo que si estás gordo es porque lo necesitas".
Usted adelgazó 60 kilos. Perdió más de la mitad de lo que pesaba. ¿Es la prueba para los escépticos de que eso ahora tan de moda que se llama 'coaching' te puede ayudar a conseguir tus objetivos?
Sí, es la prueba de que el 'coaching' sirve como apoyo para que logres tus objetivos. Para mí el objetivo era adelgazar y yo he vivido un proceso personal basado en el 'coaching' y en más cosas. No sólo me he quedado preguntándome para qué hago esto o aquello. Para mí es la prueba de que si tú te pones un objetivo a través del 'coaching' puedes llegar a lograrlo.
Pero sólo con 'coaching' no se logrará perder peso, ¿no? La dieta también influirá
Ahí está el quid de la cuestión: yo no hablo de dietas, de métodos ni de nada por el estilo, cada persona tiene que elegir el suyo. A eso te ayuda el 'coaching', a entender tu individualidad. Yo, por ejemplo, seguí una dieta y me marqué objetivos, como adelgazar 10 kilos, después 20 y así hasta los 60. El 'coaching' es un método más y lo que te va a dar es la pauta de lo que subyace debajo de esos kilos. En el 'coaching' la base siempre es la acción y si no haces cosas diferentes no obtienes resultados diferentes.
Cuenta en su libro que antes de esa pérdida de peso definitiva hizo muchas dietas que no funcionaron. ¿Qué es lo que hizo que esa vez sí funcionara?
Yo había llegado a tirar la toalla. Me dije a mí misma: 'Después de tantas dietas tienes este cuerpo y con él te ha tocado vivir, no te rebeles, vive, disfruta y ya está'. Yo era la típica gordita que todo el mundo dice que no tiene ningún complejo, pero en el fondo sentía que no era feliz y no sabía a qué se debía esa falta de felicidad. Ahí es cuando empecé con el proceso de 'coaching' y es cuando se abrió la caja de Pandora. Me di cuenta de que yo no era una gordita feliz. El 'coaching' me ayudó a darme cuenta de qué me estaba sucediendo y durante el proceso de pérdida de peso seguí este proceso de introspección.
¿Hay veces que no sabemos para qué comemos?
No debería haber más de una respuesta, que sería para alimentarnos. Más allá de eso, debe haber un problema. Si vas más allá de ahí, si por ejemplo es por aburrimiento o para celebrar algo porque es lo que siempre ha hecho tu familia, hay un problema.
¿Cómo salir de ahí?
En el ejemplo de la familia hay dos opciones: puedes ir a la celebración y si estás al mediodía de paella o de barbacoa no dar el día por perdido, sobre todo si estás de dieta porque ése es el inicio del fin de la dieta. También tienes la opción de ir y comer sano, algo diferente y decir: 'Yo vengo a la celebración, pero estoy a régimen y voy a comer otra cosa'.
¿Qué tiene que ver la obesidad con el respeto?
Tiene que ver con el respeto a uno mismo. ¿Qué es respetarse sino amarse e identificar cuáles son tus necesidades? Cuando tu pareja te pide que no hagas algo porque no es bueno para ella, ¿lo haces? Si yo sé que lo que hago no le hace bien a mi cuerpo, a mi relación conmigo mismo, ¿me estoy respetando?
¿Y cómo darse cuenta de esa falta de respeto hacia uno mismo?
Con algo fundamental de lo que a veces nos olvidamos: observando qué es lo que hacemos y viendo si hay coherencia entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Por ejemplo, si yo siento que tengo que adelgazar y no lo hago, pues es incoherente. Observarse es muy importante, pero no nos han enseñando, sí a criticarnos, pero no a observarnos.
¿Qué se puede aprender con la observación?
A veces hay comportamientos que son mecánicos: yo me enfado con mi pareja, entonces aparece el miedo al abandono, aunque de eso no sea consciente aún. Y cada vez que hay un enfado lo que hago es tomar chocolate. Viendo qué hago puedo tomar conciencia de para qué lo hago, así que la auto observación es fundamental, no sólo de las conductas, sino de cómo me siento y para ver qué emoción hay detrás. Hay mucha gente que cuando tiene miedo, come. Hay gente que dice que come por ansiedad, pero la ansiedad es una respuesta fisiológica al miedo o, por ejemplo, hay gente que asocia la alegría con comer, de modo que cuando necesite alegría va a comer.
¿Cómo tomar conciencia de cuál es nuestra forma de comer?
Hazte un cuadro, observa qué es lo que comes, cómo lo comes, qué ha sucedido antes de comer, después de comer y si consideras que ha sido una comida sana o no... Muchas veces no hay educación sobre cómo comer. Hay mucha gente que viene de pueblos pequeños, con trabajos muy sedentarios pero consideran que la forma de comer que hay en su casa es la normal y, por ejemplo, comen fabada todos los días. Es observar si eso se adapta a tu vida actual.
¿Y una vez tomada esa conciencia cómo pasar a la acción y ponerse a perder kilos?
Lo primero diciendo: 'Esto yo no lo quiero y como no lo quiero lo tengo que cambiar'. No conozco a nadie que diciéndoselo no se haya puesto a cambiar. Hay muchas veces que los kilos de más forman parte de tu identidad y eres el gordito de los amigos, la chica con curvas y a mucha gente le cuesta el cambio porque le da miedo lo que pueda venir después. La motivación es algo que tiene que surgir de ti. Si estás convencido de que quieres cambiar, la motivación surge de ti, por lo tanto realizas el cambio o, por lo menos, te pones a buscar la forma de realizarlo, que es el primer paso.
¿La visualización puede ayudar a adelgazar?
Yo sí que la uso y las personas que trabajan conmigo, también. La visualización te motiva, tienes que visualizar no sólo el cuerpo que quieres tener, sino la vida que quiere llevar. Te puedes visualizar en un futuro, cuando hayas perdido los kilos que quieres, bailando, divertida, con las características personales que desees.
Por cierto, yo le estoy preguntando por cómo se pierden kilos, pero quizás esa no sería la manera más correcta de pensar: ¿habría que sustituir ese perder kilos por adelgazar? Porque aquello en lo que se piensa es lo que se atrae, ¿no es así?
Lo que vamos a hacer no es pensar que vamos a adelgazar, sino que voy a tener una dieta sana y el cuerpo que yo quiero, que voy a aprender a respetarme. No hay que centrarse en quiero perder 30 kilos, sino en quiero sentirme física y estéticamente bien. Eso es lo que yo llamo el ego sano y que además te permite estar emocional y físicamente bien. Yo me puedo ver bien con 60 kilos o con 70, pero si me veo bien con 50 tengo un problema que se llama anorexia porque mido 1,70. La meta no es voy a adelgazar ni voy a perder kilos, sino voy a conseguir tener una vida y un cuerpo sanos.

martes, 1 de mayo de 2012

Para Perder Peso


La rigidez de las dietas alimenticias es un obstáculo que sólo logran franquear las personas con una voluntad de hierro. Pasar hambre se convierte en la mayor de las pesadillas cuando se intenta adelgazar y el abanico de tentaciones culinarias que se enfrentan a los habituales regímenes draconianos acaba por frustrar los objetivos marcados. Para evitar la ansiedad y sofocar las ganas de comer existen una serie de trucos que ayudan a saciar el estómago sin caer en los excesos porque no es lo mismo el hambre fisiológica –necesidad de nutrientes para el cuerpo– que psicológica –mecanismo de defensa contra las emociones incontrolables–, según explica el psiquiatra y psicoterapeuta Gérard Apfeldorfer. 1. Establecer una rutina Tener un horario fijo para el desayuno, la comida y la cena es fundamental para evitar la sensación de hambre fuera de las horas establecidas. Además, mejorará el umbral de satisfacción, siempre y cuando evitemos los alimentos y sabores desconocidos porque difuminan la sensación de saciedad más que los alimentos familiares. 2. Degustar la comidaComer siempre a la misma hora mejora el umbral de satisfacción Prestar atención al gusto de los primeros bocados es esencial porque determinará nuestra impresión global sobre la comida. La imaginación sobrepasa el sentido del gusto y aleja la sensación de saciedad provocando, por ejemplo, que comamos hasta el último bocado de un plato mediocre o demasiado pesado. De este modo, será más fácil parar cuando ya se han cubierto las necesidades fisiológicas. Para ello, es recomendable comer ingiriendo pequeños bocados, masticar lo máximo posible y hacerlo de forma relajada. 3. Comer con lentitud El organismo necesita entre 15 y 30 minutos para asimilar la sensación de saciedad. Estas señales no llegan de forma instantánea al estómago y al cerebro, por lo que apurarse conlleva comer más de lo realmente necesario para el cuerpo. El tiempo ideal para ingerir una comida debe ser de media hora. 4. Hacer un descanso en mitad de la comida Pararse a pensar en medio de la comida y analizar el grado de saciedad. Si lo ingerido todavía no es suficiente para llegar a saciarse se debe continuar comiendo pero, si por el contrario, ha sido suficiente para sentirse lleno no se debe forzar más la ingesta. Sobre todo, en el caso de los postres, aunque se crea falsamente que “hay sitio” para más. 5. Concentrarse sólo en la actividad de comer Ver la televisión, discutir apasionadamente o leer el periódico mientras se come contribuye negativamente a la percepción correcta de la saciedad. Ya que comer en grupo suele ser la norma, lo recomendable es hacer pausas regulares para hablar y escuchar. Poco a poco, esta alternancia se convertirá en natural y se evitará perder la concentración durante la comida. 6. Practicar la moderaciónEl tiempo mínimo recomendable para una comida es de media hora Existen tres formas simples para comer de forma mesurada y consciente. La primera es comer lentamente, concentrándose en el sabor de los alimentos y dejando la comida sobrante en el plato. La segunda consiste en reducir las raciones y tantear sobre la marcha las necesidades. La tercera y última consiste en comer un solo plato o reducir al mínimo las raciones si son varios. En este caso, es aconsejable hacer una pausa entre plato y plato. 7. Identificar las debilidades Diferenciar los impulsos de las necesidades reales es la base para comer con moderación. Si realmente se tiene hambre se debe comer lo necesario, pero si la motivación está marcada por un impulso relacionado con el estado de ánimo hay que contenerlo. La tristeza, el estrés, la irritación o la euforia son pulsiones propias de un desorden emocional que muchas personas afrontan comiendo para evadirse de ellas. Para identificar estas debilidades los nutricionistas recomiendan anotar en un papel las sensaciones asociadas al momento en el que se tenga una “crisis de tentación”. 8. No comer como si fuese la 'última cena'Si la comida consiste en más de un plato se debe hacer una pequeña pausa entre cada uno La ansiedad no es una buena aliada para evitar los excesos y comer sólo lo estrictamente necesario. El régimen alimenticio induce a una sensación próxima al miedo a no comer nunca más, por lo que se actúa como si se estuviesen cogiendo provisiones “por si acaso”. Una violencia psíquica ante la cual se levanta una defensa mediante la acumulación de toda la comida posible. Para evitar estas situaciones se debe reflexionar sobre el grado real de hambre y autoconvencerse de que unas horas después de la comida todavía habrá otra. 9. Juzgar las necesidades alimenticias por uno mismo El grupo fomenta fácilmente las disfunciones del comportamiento individual. Cada persona tiene sus propias necesidades y es primordial no dejarse influir por lo que coman o dejen de comer los demás. Si realmente se está saciado, no se debe seguir comiendo simplemente porque el resto de los compañeros de mesa lo sigan haciendo. 10. Darse un 'homenaje' de vez en cuando Si se tiene la obsesión constante por volver a experimentar la sensación de que se ha comido hasta no poder más, se debe hacer un banquete de vez en cuando para relajar la ansiedad acumulada durante la dieta. Si se está instalado en una buena dinámica alimenticia, este exceso puntual podrá contrarrestarse en unos pocos días.